El 14 de diciembre María Inés Mato estuvo en la Sede de Núñez compartiendo su experiencia como nadadora.

Ella era nadadora de piscina hasta que descubrió el horizonte de las travesías de aguas abiertas. Cruzó el Canal de la Mancha, el Estrecho de  Gibraltar, el Canal de Beagle, también nadó en el Mar Báltico y bordeó la Isla de Manhattan.  Desde el 2001, eligió profundizar su conocimiento del las aguas frías y se animó a nadar sin protección alguna en el Mar de la Antártida.  En cada travesía M.I.M. explora la frontera de la condición humana y reivindica la posibilidad de la aventura. 

"Pero, ¿además que hacés? ¿En realidad, qué hacés?"

Esta es la pregunta que le hizo David Viñas a María Inés cuando tenía 30 años de edad y que la devolvió al agua, mientras finalizaba su carrera en Letras y encaraba su desarrollo profesional. Al año siguiente, vuelve a nadar. Y se hace la promesa de nunca dejar de nadar. Se propone además nadar en toda tipo de aguas. 

El Canal de la Mancha

Es el escenario natural más complejo que existe para nadar por su distancia y la amplitud de mareas y su intenso tráfico naval. Son 37 km que terminan siendo 50 km por influencia de las mareas, siendo su rango el más amplio del mundo. 

María Inés lo realizó en 12hs 48 minutos, sucendiéndole todo tipo de situaciones y condiciones en el trayecto: Salió de noche, a oscuras. Debió superar una tormenta de lluvia muy fuerte. Se enfrentó a la soledad del medio del canal, zona de confusión donde la costa no se ve. Y finalmente vivió la fascinación por la otra costa, la alegría de llegar y la pregunta a su entrenador: ¿y el agua fría donde esta?

La memoria del agua, reconstruir esas historias que preexisten en esas aguas donde se inicia una travesía.

Esas historias aparecen en el Lago Argentino y en el Canal de Beagle. El Beagle se vinculó con las mujeres Yamanas, quienes desde tiempos pretéritos nadaban desnudas en las frías aguas de los canales fueguinos, ya sea para recolectar moluscos o buscar las embarcaciones, para que los hombres salieran a pescar

María Inés está convencida que cada uno de nosotros guarda la experiencia de la humanidad. Por ejemplo, fueron los procesos migratorios de la época de las glaciaciones, momento en el que la humanidad debió transitar por terrenos inhóspitos por razones de supervivencia, lo que le permitió tirarse a nadar al lado de la pared del Glaciar  Perito Moreno (2003) 

La Antártida. No darle poder a una creencia

En este proyecto de Investigación científica se buscó mostrar a partir de datos externos lo que a ella le sucedía internamente. 

Los libros de fisiología dicen que una persona que se cae a aguas de menos de 10ºC, a los tres minutos sufre una descompensación y termina teniendo un paro cardíaco.  Ella notaba que esto no era así, que ella podía mantener su temperatura interna estable en la que colaboraba la meditación y el autoconocimiento. 

Entonces, esto significaba: no darle poder a una creencia. Una creencia científica, pero que sigue siendo una creencia. Sobre todo se vincula con no reaccionar en los primeros momentos de inmersión en agua fría, la cual no produce sensaciones placenteras. Al contrario, produce dolor. El cual, enseguida, se transformaba si ella se aflojaba frente a ese dolor. 

2008: Malvinas. "Aguas marcadas."

Fue una experiencia de mucho dolor, marcada por la presencia absoluta de la guerra en los relatos de la gente, en la memoria y en el terreno. Ella sintió que ahí el agua estaba partida, que había algo mas entre las capas de agua, en la cuales ella transitaba.

Fue su último cruce…

Te agradecemos María Inés tu generosidad

Les compartimos un par de videos para quienes no pudieron estar presentes en la presentación de María Inés. El primero es la charla que dió en TedxRiodelaPlata 2011, y el segundo es un documental.