Entre el 28 de abril y el 1 de mayo un grupo de socios realizamos la segunda salida oficial de Andinismo en el Arbolito: ¡Un trekking invernal hermoso! Caminamos por el Cerro Dormilón, dormimos en el Refugio homónimo, visitamos la Población Chabol y recorrimos el Cerro Colorado. Gracias a la Capitanía, a la Sede, a Teresa, Omar, Ema y a nuestro Guía Iván.
Dicen que la subida al Cerro Dormilón es muy fácil y que en Villa La Angostura nunca nevó en abril. Son certezas tan sólidas, que hasta podrían convertirse en declaraciones públicas. Tan así como que, si sos socio de CUBA y participaste en alguna de sus actividades de andinismo, sabés que Iván Bonacalza es una leyenda para el Club.
Desde ahí reaccionamos este grupo de cincuentones a la invitación de la Capitanía de Andinismo en una inédita salida a la Sede Arbolito (frente a Villa La Angostura) para hacer trekking por el Cerro Dormilón, el Río Machete, los filos del Cerro Colorado y Puerto Chavol. Un par de días antes de viajar, nos conocimos todos en una reunión organizada por Santiago Palma en Palermo, quien nos compartió todos los consejos que nos permitirían ir más livianos y no pasar frío. Así que dejamos las excusas, los dolores de rodillas y un par de días de trabajo de lado y el 28 de abril nos encontramos en el Arbolito: José Amuchástegui, María Pasman, Pablo Sáenz de Zumarán, Inés Marseillan, Martín Casey y Martita Sáenz.
El lugar nos recibió con una gran nevada y por momentos la subida al Dormilón no fue tan fácil como decían. Pero la guía y cuidados de Iván hicieron que nunca perdiéramos el entusiasmo y la confianza. Apenas a una hora de subir la montaña, la nieve nos obligó a calzarnos las raquetas para seguir la huella del de adelante. Por supuesto, hubo momentos en que se enterraba algún que otro pie y la nieve llegaba hasta las rodillas. A medida que el esfuerzo nos acercaba más a la cima, nuestras miradas trataban de abarcar el paraíso. Sólo darse vuelta para ver el Lago Nahuel Huapi rodeado entre los brazos del Rincón y el Machete desde 1.700 metros de altura, escuchando las palabras de Iván sobre como cambiaban los colores de los árboles al pasar de una altura a la otra.
Y seguimos subiendo… con las polainas, raquetas, mochilas, bolsa de dormir, comida, agua y por sobre todo, con la experiencia de Iván que conocía los tiempos y ritmos de la montaña íntimamente. A medida que ganábamos altura, también aumentaba nuestro espíritu deportivo. Con la alegría de saberse ayudado por el otro, parábamos cada tanto para compartir una barrita de cereal o algún chiste.
¡Llegamos al refugio del Dormilón! Ese hogar sin baño privado ni electricidad. Pero abierto a la calidez de la cocina económica, al arroz con hongos preparado en equipo y a los sonidos de Spotify, desde el único celular que ostentaba restos de batería.
Nuestro siguiente destino fue Puerto Chavol y los filos del Cerro Colorado. Otro paisaje, otras vistas y ¡otra experiencia tan extraordinaria como la anterior! Cuando llegamos en el catamarán, nos esperaban Silvia y Pila en la costa para darnos la bienvenida. Estas dos hermanas que derrochaban simpatía y amabilidad, al regresar de todo el día de trekking, nos esperaron en su rancho con mate, torta fritas y charla amiga.
Ese día nos volvimos sintiendo músculos en las piernas que no sabíamos que existían y con el corazón feliz de haber podido participar de la primera (¡esperamos de muchas!) salida de trekking al Arbolito. Celebramos la iniciativa de Eduardo Imposti, Santiago Palma, José Amuchástegui y todos los que desde CUBA, permiten que se abran las puertas del Arbolito con nuevas aventuras para que todos los socios podamos disfrutar ese paraíso donde podemos encontrarnos con nostros mismos, con el otro y con esa naturaleza, ¡tan espectacular!
¡Gracias amigas y amigos por todo lo compartido! Quedaremos unidos por siempre por este recuerdo imborrable.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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